Sirenas

La figura femenina más recurrente del románico segoviano fue posiblemente la sirena. Las tenemos de los dos tipos, sirenas-pez y sirenas-ave, dos caras de la misma moneda que coinciden en identificarse, como en la Odisea, con la seducción por antonomasia.

LAS SIRENAS-PEZ

Son el paradigma de la atracción, las que mejor encarnan en el románico la tentación de la carne y del deseo, a través de esa gran cola que... parece poner unas cuantas trabas al acto sexual. Como verás no es raro encontrarlas, tanto con una cola como con dos.

Estas nereidas lujuriosas nos sorprenden en innumerables iglesias de la provincia, tanto en su vertiente femenina como en la masculina. Echa un vistazo!

Y para que no me taches de sexista, te diré que, aunque raro, también podemos encontrar sirenos, como ocurre en la bonita iglesia de Cerezo de Arriba, quizás más conocida por madrileños que por segovianos. ¡Te animo desde aquí a visitarla!

LAS SIRENAS-AVE

Las sirenas-ave, por otro lado, se identifican, más que con la seducción, con la habilidad femenina para engañar a los hombres, otra tentación con la que el pobre varón medieval tendría que lidiar. 

A veces se confunden con las arpías, que normalmente son más terroríficas y suelen añadir a sus atributos una cola de serpiente o de escorpión o incluso patas de ave de presa. ¿Qué serían en realidad estos ejemplos?