Las duennas de Rapariegos

En la pequeña localidad de Rapariegos, en la comunidad de villa y tierra de Coca y en los confines de la provincia, muy cerca de la abulense Arévalo, el Real Convento de Santa Clara sigue, como él de Cuéllar, al pie del cañón desde el siglo XIII.

Real monasterio de Santa Clara
Real monasterio de Santa Clara

El convento, construido posiblemente a mediados del XIII, pudo ser coetáneo a su homólogo de Cuéllar, pero, sin embargo, éste se encontraba bastante más alejado de una villa que él primero, algo peculiar, dado que normalmente estos se fundaban al amparo de un convento franciscano masculino protector. ¿Existiría acaso, como en Cuéllar, un beaterio anterior, apartado del mundanal ruido, que fuera su germen?

Puede que así fuera, pero aquí también hay leyenda en juego y, esta vez, con el mismísimo San Francisco de Asís como protagonista. La tradición recoge que éste llegó a peregrinar a Santiago de Compostela para venerar las reliquias del Apóstol y en su largo viaje se hizo acompañar de varias Clarisas que aprovecharon el desplazamiento para instalarse en la península, eso sí, por mandato suyo. La leyenda, embravecida con el paso del tiempo, llegó a atribuir al propio San Francisco el haber puesto la primera piedra de esta fundación, alegando que, de vuelta de Santiago, pasó por Arévalo para fundar una de sus casas. ¡Quién lo sabe!

Hay datos para pensar que las dueñas de Santa Clara de Rapariegos debieron ser en esa época monjas muy activas y muy viajeras, ya que nos consta que fueron responsables de la fundación de otros conventos de la orden tanto en tierras de Segovia como de Valladolid. Fíjate, desde entonces, han pasado ocho siglos y allí siguen, haciendo frente a los nuevos retos de la sociedad actual, después de sobrevivir a unos cuantos contratiempos de los que hasta ahora han salido airosas. ¿Cómo cuáles?

Tan larga vida les deparó, por así decirlo, momentos de gloria y momentos oscuros, como los dos incendios consecutivos que destruyeron prácticamente la zona conventual a mediados del siglo XVIII; no se habían recuperado aún del doble desastre cuando estalló la guerra de Independencia y, al igual que el resto de las tierras noroccidentales de la provincia segoviana, el convento fue salvajemente saqueado por los franceses que se llevaron, como puedes imaginar, todo lo que pillaron.

Santa Clara de Asís
Santa Clara de Asís

Si las monjas pensaron por un momento que la estadística de desastres jugaba ahora a su favor, se equivocaron una vez más. ¿Lo adivinas? 

Como era previsible, las distintas desamortizaciones del siglo XIX afectaron también a nuestro convento pero esta vez Mendizábal no logró su objetivo final... aunque sí consiguió hacer aún más pobres a quienes ya lo eran por vocación. Y a pesar de todo, el Real Convento de Santa Clara de Rapariegos sobrevivió y sigue sobreviviendo a la era tecnológica. ¿Acaso no es esto resiliencia?

Puedo contarte un par de cosas más del convento de Rapariegos, como, por ejemplo, que, a diferencia del cuellarano, no fue fundación real, pero no por eso fue más invisible. Se conocen a ciencia cierta los nombres de sus patrocinadores, donde también se percibe un cierto toque femenino pues fue una muger, doña María Verdugo, junto con su esposo don Domingo Egidio, quienes apostaron por él. Ambos, aunque plebeyos, formaban parte de esas llamadas clases acomodadas de Arévalo, donde sí había ya un convento franciscano masculino, como acabas de leer, fundado por el mismísimo santo.

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