Las edades de la mujer

La vida de la mujer medieval estaba pautada desde el momento de su nacimiento hasta el mismísimo final de sus días y ya comprobarás que salirse del guión era un riesgo que había que considerar seriamente. Te invito pues a viajar por el recorrido social de la muger desde la soltería hasta la viudedad, pasando por el matrimonio, objetivo innegociable del sistema medieval.

SOLTERAS

Una vez superada la infancia, sobre los doce años, las niñas comenzaban a ser interesantes socialmente pues era entonces cuando se las empezaba a considerar como futuras casadas, una más que tímida apertura al mundo en el que cotizaban tanto por sus dotes personales como por el patrimonio de su familia. 

Se las nombraba entonces con la elocuente expresión de mancebas en cabellos y seguro que adivinas el porqué: el hábito hacía al monje, al menos en este caso, pues era precisamente su cabello libre y suelto, además de su atuendo, lo que marcaba su estado legal, el de solteras disponibles. ¿Te das cuenta? El paso de la infancia a la madurez era vertiginoso y de su niñez pasaban abruptamente a ser las futuras perfectas esposas y madres de la siguiente generación. 

CASADAS

¿En qué consistía ser una buena esposa? Me temo que no bastaba con la sumisión y la obediencia. 

Había algo más. Se era buena esposa si se parían muchos vástagos, lo que no solo aseguraba la supervivencia de la saga familiar, como hemos comentado, sino algo más material y mundano, como era la pervivencia de los patrimonios y con ellos la estabilidad de los grupos de poder. En la frontera, como puedes ver, la economía también gobernaba los mercados... y la muger no dejaba de ser indispensable en este engranaje al convertirse ni más ni menos que en una fábrica de herederos, máxime si tenemos en cuenta la elevada mortalidad infantil y la corta esperanza de vida tanto de hombres como de mujeres, los primeros a causa de las guerras y las segundas por culpa de los múltiples partos.

VIUDAS

Soledad o viudedad debieron ser los estados civiles más populares de esta belicosa época, así que a numerosas mugeres les tocó superar no sólo la ausencia del varón, a veces incluso bendecida, sino la falta de fondos que éste proporcionaba. 

Se ha llegado a decir incluso que la repoblación fue cosa de viudas[1] y es fácil de entender que así fuera, por la elevada mortandad de hombres en las constantes guerras que les ocupaban.

Dicen los que saben que la viudedad pudo incluso considerarse en casos como una merecida liberación para la muger, pero no creemos que fuera así de fácil. Las viudas sin posibles no tenían más solución que casarse de nuevo, simplemente por pura supervivencia y, si no lo conseguían, pasaban al amparo de la Iglesia.


Y en las tierras de Segovia, ¿Cómo vivían sus mujeres?

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