Con... tacto
Además de la ensayada provocación al sexo, el contacto físico es otro de los temas recurrentes en la escultura del románico rural en femenino segoviano. En este caso no se pretende sólo mostrar abiertamente los órganos sexuales sino hacer explícita su función, algo así como como si se tratara de una invitación a ir... más allá o de una representación de la tentación que, indudablemente para el hombre medieval y no tan medieval, suponía la cercanía de una mujer. Aquí también vas a descubrir unas cuantas escenas dignas de mención que, si no las conoces, no te las puedes perder.
El abrazo
Las hay prudentes como, por ejemplo, un canecillo de
la hermosa iglesia de la Virgen de la
Peña, en Sepúlveda, donde una pareja, totalmente vestida, se abraza de
forma ostensible y otra, muy erosionada, parece hacerlo también.
Las hay también más atrevidas: en San Miguel Arcángel, en
Ayllón, por ejemplo, una mujer toca descaradamente
el falo de un varón, estando esta vez ambos desnudos.
En una metopa recuperada del extinto San Nicolás, de Ayllón, ahora cementerio viejo, también se percibe el gesto del abrazo.
Con frecuencia la pareja, aún sin abrazarse, comparte el mismo canecillo,
como en Nuestra
Señora de la Asunción, en Duratón.
La contemplación de estas y otras escenas esculpidas en la piedra nos lleva ineludiblemente a segundas reflexiones ¿Cómo sería realmente la vida sexual de la población aldeana medieval? ¿Tendría su reflejo en el erotismo románico?
Normalmente no te hará ni falta entrar en los templos para descubrir este curioso repertorio amatorio. Las representaciones eróticas se hallaban mayoritariamente en el exterior de las iglesias, y muy frecuentemente en los canecillos, por lo que es excepcional hallarlas en el interior, normalmente reservado a la exaltación de lo divino, pero siempre hay excepciones que confirman la regla; aquí tienes prueba.
La Comunidad de Sepúlveda nos sigue sorprendiendo por su amplio repertorio; en un capitel interior de San Lorenzo de El Olmillo, una preciosa iglesia románica ruinosa que sirve ahora de cementerio a la localidad, una muger vestida muestra explícitamente su sexo a un varón con un gran falo mientras, a su derecha, otro hombre caldea el ambiente, tocando el rabel.
Sin salir de la comunidad sepulvedana, en Navares de Ayuso, en Nuestra Señora de las Dehesas, uno de los capiteles que sirven actualmente de base al altar mayor contiene una imagen semejante, y en apariencia... poco edificante. Se trata de una pareja, esta vez desnuda y abrazada, en la que el hombre muestra un prominente sexo y la mujer hace reposar su mano izquierda libremente en él, mientras que su mano derecha hace un gesto de abrazo.
Los abrazos entre parejas no son inusuales en la iconografía románica, pero, a diferencia de este de Navares de Ayuso, suelen aparecer más frecuentemente en canecillos, como en San Miguel de Ayllón, o en capiteles exteriores.
Una curiosa interpretación...
Seguimos en Sepúlveda. Dentro de la iglesia de la minúscula localidad de Aldehuelas de Sepúlveda, San Esteban, un hombre muestra su verga, apresada en lo que se asemeja a un cepo, y dos mujeres vestidas, una de ellas mostrando un libro con su mano izquierda, parecen acompañarle. Son varios expertos los que quieren ver aquí un guiño a los Fueros de Sepúlveda, en los que varios de sus títulos advierten de los castigos por agredir sexualmente a la mujer.
Seguimos en la misma comunidad sepulvedana, en una pequeñísima y olvidada localidad semidespoblada, Ventosilla y Tejadilla. Allí, en la pequeña iglesia de Nuestra Señora de Tejadilla, otro capitel interior, curiosamente encalado, representa a una mujer desnuda y de vientre abultado, con los brazos levantados mientras que un hombre a su izquierda sostiene su miembro viril con una mano y sujeta a la mujer con la otra. Dicen los que saben que podría representar un prostíbulo y que la imagen manifiesta la tentación y la inducción al pecado.